miércoles, 15 de octubre de 2014

La disciplina en el centro educativo

Desde que nos encontramos en nuestro primer día de clase, se nos habla de como nos debemos comportar y de lo que esta bien y está mal en una clase, pero en rara ocasión nos dan una explicación elaborada acerca de por qué debemos obecer estar normas. Esto es conocido como disciplina o normas de comportamiento, diseñadas, según dicen, para el buen funcionamiento de las clases y para preservar el orden de las aulas y del centro educativo.
Pero realmente estas normas cumplen con su cometido, y son tan importantes como nos quieren hacer ver.
La respuesta a la primera pregunta es si, ya que con la existencia de estas normas hasta el momento mayoritariamente se mantiene el orden y el buen comportamiento en las aulas, aunque también es verdad que hay un número de alumnos que no las cumplen y quebrantan un gran número de estas, pero los demás alumnos que en teoría las acatan y obedecen el contenido de estas normas, ¿realmente estos alumnos se comportan de una forma determinada porque se lo diga una simple frase escrita en un papel?, obviamente no, ya que estos individuos que, a los ojos externos obedecen las normas, en realidad se comportan como se comportan porque es como realmente se quieren comportar y no como se lo estipula una norma. Por lo tanto se puede llegar  a la conclusión de que estas normas al fin y al cabo no tienen ninguna utilidad real, ya que si alguien quiere quebrantar una de las muchas normas que existen en los centros lo harán, independientemente de la sanción que obtengan.
Tras haber llegado a la conclusión de que las normas y por lo tanto la disciplina estudiantil no tienen una utilidad real, se puede decir a aquellos que argumentan que con el endurecemiento de estas normas de conducta se mejoraría el comportamiento del alumnado, que están gravemente equivocados y que contra esos alumnos que desobecen las normas no van a cambiar por el simple echo de cumplir un castigo ya que, este asunto no es tan simple como decir que obedeces o no obedeces, ya que en la mayoría de los casos de personas que quebrantan una norma grave lo hacen por algún motivo más profundo, un motivo que no va a cambiar por el mero hecho de cumplir un castigo sino que solo cambiarán si los profesores y sus compañeros son capaces de enterderle y ayudarle de una forma real.

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